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Por vuestras cartas de amor

"No te dejaré, ni te desampararé" (Jos. 1:5) Por vuestras cartas de amor siempre encuentro consuelo cuando me rodea el te...

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miércoles, 14 de marzo de 2018

Créeme


Créeme
cuando te digo a la cara que te odio,
cuando te tiro los platos a la cabeza,
cuando intento abofetearte
aunque sé que me vas a bloquear
y a burlarte,
cuando decido que ya no te soporto
y salgo huyendo de casa.
Créeme.

Mis mentiras son mis "te quiero",
mis "te necesito",
mis mentiras son mis "perdóname,
no lo decía de verdad".
Mis mentiras son mis silencios,
cuando decido no montar una escena
delante de tus amigos.

Un día todo esto
se romperá como cascadas.
Los murmullos que no cesan en mi cabeza
comenzaran a tronar. Retumbarán
las palabras de todas las mujeres
que oí decir:

Que te presione, es mala señal,
huye;
que te insulte es inaceptable,
(Esto es abuso, ES abuso)
cuida de que no te aleje de los tuyos,
("No me gustan tus amigos,
ya tenemos a mis amigos 
que son amigos de verdad".
"Mi ex me dejó por culpa de sus amigas".
.
y siento terror)

La voz de mis amigas:
Me da pena verlas en relaciones tóxicas
y es bronca tras bronca tras bronca
estando mal y llorando.
(Y tú y yo, igual)

Las preocupación de mis amigos:
Esos celos no son buenos.
¡Qué mal, estar en una relación
en que te deprimes cuando no os veis!
(¿Esto es amor o dependencia?
Cuanto más me ignoras más te anhelo).

El cartel en mi empresa:
Quien te quiere NO te hará llorar,
Te hará reír, vibrar, disfrutar,
Volar, descubrir, crecer
(¿Y por qué tú no me haces sentir
ninguna de esas cosas?).

Me acordaré
de todas las veces que me has hecho llorar,
de todas las veces que me he querido matar,
de las noches en el sofá
porque detestaba tu presencia,
de todos tus insultos,
humillaciones y mentiras.

Un día lo veré todo claro,
que mi felicidad no cabe en tu mundo,
que no puedo estar viva a tu lado,
y entonces me iré. 

lunes, 16 de enero de 2017

El calor del invierno






Tras la esquina de cada recuerdo de invierno
quedó el sabor dulce de tus brazos rodeándome,
como uvas pasas en la infusion de canela.

En la luz del fuego de la chimenea
reflejada en mi osito de peluche
que quedó olvidado en un lado del sofá.

En el chasquido de las cenizas
en medio de los rayos dorados,
se alzaba el meloso aroma
del agua que hervía en la tetera.

Todavía hace eco en mi mente
el sueño que quería recostarse
sobre el brazo del sillón,
mientras tu mano en mi hombro
luchaba por traerme
más cerca de tu pecho.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Tiempos de paz

¿Por qué ocho años después de la victoria
sigo cavando trincheras en el frente de batalla?
Todavía huele a sangre derramada
y se oyen marchar las botas de hierro
sobre esta tierra que a muerte defiendo.
Yerma hasta hoy.

¿Por qué amanece todos los días nublado
y ondean las banderas al son de la trompeta?
¿Por qué aún crujen las vigas de nuestra fortaleza
cuando son golpeadas por la tormenta?
¿Cuándo sale el sol?
¿Cuándo prosperará la ciudad
como en tiempos de paz?

Nunca cesa la guerra
mientras exista este campo de batalla,
mientras alguien esté muriendo en él.
Todavía, todos los días,
estamos luchando por que alguien lo vea
del color que es.

Mientras hagan exposiciones monocromas
con fotografías de nuestras heridas
en lugar de mostrar nuestras medallas,
mientras pinten al bando enemigo
como máquinas de matar sin rostro,
como metralletas con casco,
tendremos que defender estas lomas
solas.

Eran los hombres de mirada tierna,
los que nos pidieron la mano de rodillas.
Los que nos traicionaron.

Estamos cansadas.
Queremos que cese el grito de guerra
y volver a casa tranquilas.
Queremos encontrar un lugar
de paz y de felicidad.

Pero no tiene límites este campo de batalla.
En mi mente, en mi cuerpo,
aparecen cada día los fantasmas
del enemigo que miles de veces creí haber derrotado.
La sangre sigue cubriendo mi cara
por más que la limpie frente al espejo,
y en mi fortaleza
aparecen grietas todos los días.

Hace ocho años que gané esta guerra,
pero aún está desierta la tierra,
aún tiene el aspecto de un campo de batalla.


sábado, 1 de octubre de 2016

A mañana

 

Hoy nos sentamos al fresco
entre las humildes rosas de septiembre
y sentí algo cálido en el pecho.
Estoy bien aquí.
No quiero que te marches.

Prométeme
que edificaremos nuestro imperio cada día,
que cuando tu mano esté sobre mi hombro
después de trescientos ocasos
no perderemos este momento
en los lagos de la añoranza,
que reteniéndolo fuerte entre las manos,
crearemos cada día cosas nuevas.

No dejes que pase sobre nosotros el tiempo.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Si vibrara en tu memoria


Si vibrara en tu memoria
el aroma del recuerdo
de cada momento que pinto
con la luz del verano pasado
y supieras el sonido
de mis lágrimas al caer.

Si conocieras cuán amado
me es el olor un tanto agrio
del tabaco sobre el cuero
impregnado en la punta de tus dedos,
y cómo me es dulce el aspecto
de tu mirada un poco triste,
de tu gesto indiferente,
cuando el mundo te ha herido
y yo te he decepcionado.

Entonces, nos sentaríamos de nuevo aquella tarde
a mirar las hojas muertas llevadas por el viento
y, apretándonos las manos, compartiríamos el lamento
por este añorado tiempo que corre a su fin
y este feliz vacío que parece ya un recuerdo.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Para no estar solo

Supongo que estoy con ella por inercia.
Quizá para no sentirme solo.
Por tenerla en primer lugar
en mi agenda de contactos
y llamarla para ver una película
cuando no tengo plan con mis amigos.
Porque es mejor desnudarnos en la cama
y fingir afecto por un rato.

Supongo que ella también
sigue conmigo por inercia.
Para ella también el amor ya se acabó
si es que alguna vez lo hubo.
Pienso que quiso salir conmigo
sólo porque le gustó lo que vio
cuando me quité la camiseta
aquella tarde jugando al fútbol.

Seguramente cree que estoy con ella
porque no he encontrado algo mejor.
Probablemente sea cierto.
Creo que no me deja
porque no tiene otra cosa
en la que perder el tiempo.
O quizá aunque sea poco me aprecia
y prefiere no herirme de momento.
Sabe que estoy con ella,
y que tengo miedo a perderla
a pesar de que nunca me dice "te quiero",
porque me da absoluto terror estar solo.


Este poema está dedicado a Miriam Jaramillo, quien me pidió un poema acerca de la "soledad". Espero que sea de tu agrado.

Gracias a todos mis lectores por dar vida a este blog. ¡Espero vuestros comentarios!

domingo, 21 de agosto de 2016

Te añoro (Hebaragi)

No puedo ocultar
que mi rostro resplandece al verte.
No puedo disimular
que mi corazón palpita.
En mi sonrisa como de niña
está contenido mi ardiente anhelo hacia ti.

Tú, en tu hermosura excelsa,
me miras con ternura y candor.
Nunca te puedo tener,
ni soy alguien que te pueda merecer,
pero quiero creer que también me amas
pues cada día extiendes hacia mí tus manos.

En cada momento te busco,
te añoro,
te sigue mi mirada totalmente cautivada.
Te espero en la tristeza de la noche,
en angustia, hasta que clarea el cielo por el este,
cuando refresca la brisa.
Verás lágrimas en mis mejillas
mas mis ojos de nuevo centellean
al encontrarse con el brillo de los tuyos.

Quizá hasta mi último aliento,
hasta que se derrame en tierra mi vida,
no se consume este mi deseo de abrazarte.
Pero si no dejo de mirarte,
me regocijará el solo saber
que mi corazón, mi alma, hasta mi faz
se han hecho reflejo de ti
para mostrar al mundo que te amo.



Éste no es un poema de amor corriente. ¿Adivináis quién es la enamorada y quién el amado? Comentad y, si acertáis, os regalaré versos.

Aquí tenéis la respuesta.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Sobre los tejados de la ciudad



Ya han llegado las golondrinas.
Vuelven todos los años,
pero no vuelve con ellas el verano
sobre los tejados de la ciudad.

Han vuelto las golondrinas en el cielo
con sus levitas,
pero ya no están los caballeros
vestidos de negro,
con sus miradas tristes diciendo:
"Este mundo no es el nuestro".

Se acabó el tiempo de ganar
y los días de derrochar sentimientos.
Ya no caben en mi corazón
más recuerdos de bellos momentos.


"Sobre los tejados de la ciudad" es una novedad añadida a la serie "Lluvia en la memoria" que no figuraba en la primera edición del libro. La versión completa aparecerá en "Antes que caiga el telón"

domingo, 14 de agosto de 2016

Cuando caemos

Ahora oigo tu voz en mi cuello,
las palabras que hirieron mis oídos.
Ahora entiendo.

Todo tu odio
derramado en mi boca como cicuta,
tragado silenciosamente
para dar una respuesta suave.

Tu perspectiva y la mía,
tan diferentes.
Mi persistente rebeldía,
todas mis nobles pasiones
que no puedes ver.

Con absoluta ternura
encajo todos los insultos
que bien crees que merezco
y respondo
que no puedo aceptar tu petición.

Ahora todo me sabe a amor.

Como los espinos de un erizo madre
clavados a la menor amenaza
son de puro amor.

Oigo mi voz, y oigo la tuya,
como el tintineo de una moneda
despierta al que dormitaba.

Y tengo este vivo deseo
de encontrarte donde quiera el sino,
de pedirte perdón, rostro a tierra,
de decirte: Ahora entiendo.



Ésta es una versión abreviada del poema "Cuando caemos" que figurará en el libro en el que estoy trabajando actualmente: "Antes que caiga el telón".

viernes, 12 de agosto de 2016

Por vuestras cartas de amor

"No te dejaré, ni te desampararé" (Jos. 1:5)

Por vuestras cartas de amor
siempre encuentro consuelo
cuando me rodea el temor,
sabiendo que estáis a mi lado
y por buen sendero me guiáis.

En vuestras cartas de amor
siempre hallo la respuesta.

Cuando no sé qué camino tomar,
o la adversidad oculta la esperanza,
cuando no alcanzo a dar un paso más
temiendo que no lo pueda lograr,
vuestras palabras son más dulces que la miel,
como un arrullo que sana el alma,
y siempre iluminan el mundo
llenando de valor el corazón.

¡Oh, que yo también pueda
expedir cartas de amor
a los que tiemblan de miedo y se angustian
en el mundo de dolor!

lunes, 18 de julio de 2016

Sobre alfileres


 
En este momento en que quisiera abrazarte,
siento que camino sobre alfileres.
En este momento en que quiero huir
y gritarte: ¡no me toques!,
mientras hundes en mí tu mirada,
como esperando algo
que prefiero no saber.

Ahora llegan hasta el cuello las aguas.

Podría quedarme aquí
luchando por respirar, ampollando
las plantas de mis pies mojados
sobre esta roca que se inclina hacia el mar,
si mi silencio no fuera
espinos que arañan tu piel.

Este terrible momento
en que me peino como cualquier mañana de lunes
y me visto para que sepas que me importas,
en que procuro no sonreír mucho al verte.
Este momento de cubrir la verdad y pintar la mentira,
esperando que no veas temor en mis labios,
cuando aborrezco cada palabra tuya,
como un trueno estallando entre mis sienes.

Es el tiempo en que yo soy el monstruo
y los dos somos víctima.

Esta escena en que espero ansiosa
que me escribas cartas de amor
para devolvértelas cerradas
y partirte el corazón,
sin dejar que me preguntes
ni preguntármelo yo.
Este horrendo tiempo
en que los sentimientos no importan
porque no existe camino
que no lleve a la destrucción.

Es ese maldito guión
en que yo siempre pierdo.

Tú llamarás a la puerta dos veces,
y te volverás cuando no halles respuesta.
Yo me quedo aquí, esperando la tercera,
rogando que aún quieras insistir por mí,
aunque sé que, sin mirarte a la cara,
te diré que te vayas.

Entonces quitarás las agujas
que se clavaron en tu pecho,
pero no sanarán mis ampollas
aunque mi cuerpo flote en alta mar.
Ahora llegan hasta el cuello las aguas.


La imagen es "Ophelia", de John William Waterhouse, 1894. Dominio Público. 

viernes, 15 de julio de 2016

Lo que perdimos



Todavía las vías del tren
se extienden hacia un futuro brillante.
Todavía estamos perdiendo algo.
Lo buscamos
sentados en esta estación del amanecer.

Los campos permanecen iguales,
pero en las calles de esta ciudad
han pasado cientos de años.

Nunca estuvo en nuestras manos.

Lo imaginamos
al oír el canto de las aves,
al oler nuestros recuerdos grabados
en la llama de fuego que asomaba
bajo las nubes grises del horizonte.

Son los sueños que no nos atrevimos a perseguir,
los amores que enterramos
en nuestros miedos y nuestras dudas,
los tesoros que pusimos en segundo plano
para comprar una casa de paredes blancas
donde dejar pasar nuestros días vacíos.

Pero lo llamamos "lo que perdimos"
cuando parece tarde para volver a soñarlo.

viernes, 8 de julio de 2016

Llegó el verano


El olor de los jardines
donde jugaba en mi mente,
como el tono dorado
de ese sol de poniente.
Parecía que duraría para siempre.

El olor a sal
y la luz gris de mediodía
junto al mar,
antes que venga la calor.

El amarillo puro de los dientes de león
antes que sus semillas sean arrancadas por el viento
y nuestros pies lancen palomas al vuelo.

El tiempo que se marchaba
como ese sol de poniente,
cuando comíamos helado,
justo antes de soltar tu mano,
y te mentía que estaría a tu lado
para siempre.


Esto son extractos del poema "Recuerdo de infancia", del libro Lluvia en la memoria. El poema describe diversas escenas típicas de la infancia a lo largo del año. Para celebrar (un poco tarde) que ya llegó el verano y que los estudiantes ya están de vacaciones, he seleccionado para vosotros las estrofas relacionadas con esta cálida estación.


Incluso los abejorros traen alegría al corazón 
si el zumbido de sus alas suena a esos paseos por el campo
bajo el sol.

martes, 5 de julio de 2016

Cosas viejas y cosas nuevas

Ésta es una canción que escribí a principios de 2011. Lo cierto es que perdí la hoja donde la tenía escrita pero, gracias a que tiene melodía, recuerdo la mayor parte, si no toda. Después de cambiar algunas cosas que ya no me gustaban, añadir otras mejores y reestructurar el ritmo, esto llegó a ser el poema "Risas en verano", publicado en Lluvia en la memoria.


La vida todavía
Hoy sé
que las puertas cerradas se pueden abrir,
y que el sol
los cristales oscuros puede atravesar
con su luz,
y a pesar de los muros el viento vuelve a soplar,
y otra vez,
las corrientes que ascienden mis alas van a tomar.

Hoy quiero soñar que la vida
reluce en cada rincón de mi corazón,
imaginar que el futuro
se llena de risas que no cesarán,
vivir como quien no agota el tiempo y creer
que un sueño tras otro mis manos podrán sostener.

Tal vez
lo que guardo por miedo a perder
tenga menos valor
que lo que me queda por ganar
desde hoy.
Venderé
todo lo que haga falta por un poco de juventud.
Volveré
a vivir, a correr, a gritar, a soñar,
a volar.

Hoy quiero creer que la vida
reluce en cada rincón de mi corazón,
imaginar que el verano
se llena de risas que no cesarán,
vivir como quien no agota el tiempo y creer
que un sueño tras otro mis manos podrán sostener.

Y aún no he visto que se pueda lograr,
aún no he hecho a mi corazón despegar.

Pero tengo fe, tengo fe,
porque tú todavía sonríes así.
Tengo fe, tengo fe,
porque tú me lo dices en cada canción que me das.
 
Hoy quiero soñar que la vida
reluce en cada rincón de mi corazón,
imaginar que el futuro
se llena de risas que no cesarán,
vivir como quien no agota el tiempo y creer
que un sueño tras otro mis manos podrán sostener.




En realidad, a pesar de las muchas semejanzas en los versos y las palabras, el sentido general de esta antigua canción y el del nuevo poema son muy diferentes. Por extraño que parezca, mientras que la canción tiene un tono general más alegre y el poema resulta más serio, el último presenta una visión mucho más optimista. La razón es que esta canción sólo es un intento de recuperar la energía y mentalidad del principio de la juventud en medio de una vida que no deja de ser vana y sin sentido, mientras que el poema ofrece una esperanza real y eterna.
Os dejo la última estrofa:

"Quizá todavía oigamos risas en verano
y se vuelvan los rostros de los girasoles.
Quizá todavía exista un futuro
donde el tiempo no se agote
y todos los días seamos libres para soñar."

miércoles, 29 de junio de 2016

Lluvia en la memoria

El poema que da título a mi primera colección, y a este blog:


LLUVIA EN LA MEMORIA


Han pasado los años
y hace tiempo que no oigo tu voz.
De repente me doy cuenta
de que todavía recuerdo tu número,
tu nombre completo,
el día de tu cumpleaños.

Si me hubieras preguntado ayer,
no sabía dónde te conocí.
Ahora resuena en mi cabeza
cada palabra que me dijiste ese día.
Ese momento se hizo precioso
antes de que lo supiera.

Aunque vengan los días de mi vejez
en que no sé lo que he cenado ayer,
eres tú el que alumbra mi memoria.
Puedo describir en detalle esos momentos,
con fecha, lugar y hora,
porque en medio de todos ellos
estabas tú.

lunes, 20 de junio de 2016

Timpelbach



¿Por qué nos hemos acostumbrado tanto
a no tener padre ni madre,
a sentarnos en el columpio
del patio de atrás
a soñar eternamente,
como si no necesitáramos nada
ni a nadie?

Quizá porque aquellos hombres
representan todo cuanto odiamos,
con sus normas y ataduras,
su "tienes que..., tienes que..."
y "cuando seas mayor...".

Pero, ¡que maravilloso es
descubrir que tenemos madre,
y que, mientras estemos en sus brazos,
podemos seguir siendo niños

miércoles, 15 de junio de 2016

Solitario

Sabemos que vamos en el mismo vagón
pero no sabemos dónde nos bajamos.
¿Por qué debería dejarte hurgar en mi maleta?
¿Por qué he de encariñarme con la foto de tu gato?

¿Tomas este tren todas las mañanas?
¿Aún te encontraré al cabo de mil años?
Y si un día sales de casa más temprano,
¿cómo sabré si alguna vez volveré a verte?

Si me das tu teléfono,
¿vendrás cuando te llame?
¿Volverás a subir a este tren conmigo,
o sólo querrás verme en un café de esquina?

Vamos en el mismo vagón
y no sé dónde te bajas,
pero quiero dejarte hurgar en mi maleta.
Sólo promete que cuando te vayas
dejarás todas las cosas donde estaban.